23/12/12

Lambada o Contralagartear


A Cristo le clavaron la lanza en el costado. Casi costado. Pero lo más normal es que las lanzas de ese calibre te las claven por detrás. Por eso en esta vida hay que estar preparado. Y no me refiero a llevar la tapa de una caldera de tren encima del culo, ni a llevar un 3º ojo que asome por la nuca. No, nada de eso. Basta con ver la Lambada, entender su lírica, su baile...

Y es que Brasil se mueve mejor, asume mejor nuestra condición física y moral. Nada de muñequitas de porcelana menos estables que las líneas de un polígrafo. Lagartas de peso mosca, con las posaderas tan finas que cagan líquido por defecto. Y es que debajo de tanta sofisticación hay un acento plenamente rural, clítoris más castigados que la llanta de la rueda delantera de la bici de Daniel el Travieso, deseos transmitidos por folclóricas, entre pinos y cedros, aquí mismo, en la vereda.
Es Caos y confusión, como una película porno rodada por el director de Barrio Sésamo.

Pero esa aspiradora moral, de "la mujer tiene que darse a respetar", "tiene que ser una señorita", ha confundido a algunas más que una carta astral interpretada por Lovecraft, y ya no saben si bajarse las bragas o meterse marcha atrás en el tiempo. Y lo peor no es que nunca hayan aprendido el rudimentario funcionamiento del Fisher Price, para aliviar y socorrer. Sino que han obviado lo único necesario en el sexo (fricción) y quedado con lo único que las hace ver distintas al hombre en el lenguaje sexual (ficción)

Lo de la igualdad de sexos ya es otro tema...

Por suerte para los hombres, siempre nos quedará la Lambada. ¡Muévelo cerda!