Verdades en el asiento trasero de un autobús.
Mentiras entre lágrimas de cristal.
Ricos con hambre en palacios sin espejos.
Consejos de Chaoun y venta piramidal.
Por piernas de lo sincero, de cara al engaño.
Me hago un selfie, te considero suburvial.
Te cuento un chiste para que te rias.
Mientras pintas los muros de mi frivolidad.
17/4/16
13/6/15
Sútil & Mr.Números
Hoy vengo a bregar el espesor blancuzco con dos micro-relatos de altísima categoría. Ambos inspirados en personajes reales, fílmicos y tocantes, que orbitan colindantes en mi generación. Como soplan las lenguas arenosas 'con pocas palabras basta para reconocer a un palpitante'. Espero que algunos hayen realismo con disfrute:
Sutíl.
Compensa los besos que no le han dado con los que roba por ahí, siempre de arriba para abajo con el corazón en una maleta y la barba por afeitar. Cada día bebe de copa distinta y todas las tallas se gusta al probar. Camaleón desteñido y transparente que todo lo absorbe sin llegar a la imitación, ni a la maestría del aprendizaje. Cuco oxidado y sin vivencias iniciadas y solo sufrido en las circunstanciales, que se precia y contagia de los sueños que aspira junto a la polución del escaso brillo que entra en su vida y que absorbe de algunos buenos que le acompañan. 'Sinexito' alguno por sencillo que sea el encomiendo que se proponga, doblegado por su cascote natural de pesimismo y susto, como el que jocosamente se le atribuye a una 'vieja'. Su virtud es el defecto de otros y su único mérito son la paciencia y el oído, su barco la mentira y la inocente perversidad.
Mr.números.
Ha vuelto a hacer cuentas, el sr.negro. Lo comido ya se cagó; pero el apetito no mengua. Muchas sonrisas y poca implicación. Goza de amistades prestadas, pocas de invención. Su vida son sus cuentas, su parienta y su reloj. Fe pasiones cortas y falso amigo de ocasión.
Sutíl.
Compensa los besos que no le han dado con los que roba por ahí, siempre de arriba para abajo con el corazón en una maleta y la barba por afeitar. Cada día bebe de copa distinta y todas las tallas se gusta al probar. Camaleón desteñido y transparente que todo lo absorbe sin llegar a la imitación, ni a la maestría del aprendizaje. Cuco oxidado y sin vivencias iniciadas y solo sufrido en las circunstanciales, que se precia y contagia de los sueños que aspira junto a la polución del escaso brillo que entra en su vida y que absorbe de algunos buenos que le acompañan. 'Sinexito' alguno por sencillo que sea el encomiendo que se proponga, doblegado por su cascote natural de pesimismo y susto, como el que jocosamente se le atribuye a una 'vieja'. Su virtud es el defecto de otros y su único mérito son la paciencia y el oído, su barco la mentira y la inocente perversidad.
Mr.números.
Ha vuelto a hacer cuentas, el sr.negro. Lo comido ya se cagó; pero el apetito no mengua. Muchas sonrisas y poca implicación. Goza de amistades prestadas, pocas de invención. Su vida son sus cuentas, su parienta y su reloj. Fe pasiones cortas y falso amigo de ocasión.
11/9/14
Al final de la escalada
Veo sus fotos entre muchas otras. En el colosal muro de
retratos donde la vista se pierde en un infinito de sonrisas, poses divertidas
y esplendorosas melenas que relucen como las de una yegua que galopa incansable
sobre lomas verdes, bajo el sol cercano y resplandeciente. Allí, en el panteón
de la hermosa vanidad femenina, la encontré a ella.
Veo la oscuridad en su retrato. Propia de quien se muestra
con recelo, como princesa que ha sido guardada con cuidado durante años en un
confortable cautiverio. Como quien huye
del pensamiento crítico escondiéndose entre cortinas, y que al tiempo se asoma
distante con su cegadora luz que llega cortada al exterior.
Veo en sus muslos la fuerza, en sus manos la libertad, en su
sonrisa sabiduría y en su mirada la tersura, por las que merece la pena encallecer
los dedos pellizcando rocas hasta hacerlos sangrar. Morder con barro mis pies descalzos
que tratan torpemente de seguir sus pasos, de alcanzarla en lo más alto.
Veo la mano del destino, empujando a su precipicio cada uno
de mis pensamientos. Veo la obra de dios, cuando mi corazón se revela por
momentos y parece que quisiera salírseme del pecho. Siento el abrazo del demonio, en el extraño
silencio que domina a quien profundamente contempla a una mujer.
Veo su ausencia en mi reflejo, el hielo que nos separa en
tierras calientes y bañadas por el sol. Veo a una mujer que me mira sin verme,
sin saber si quiera que es contemplada.
La inocencia de un juego simple pero necesario, la cavilada concepción de
lo que brota espontáneo, las rejas que la guardan.
La veo y la miro. La
contemplo y me pregunto: ¿De qué sirven los ojos a los que llama el deseo? ¿De
qué sirven las palabras que se quedan bajo la lengua? ¿De qué sirve el amor si
no se presencia?
2/11/13
Truculento
Los cadáveres flotan en la piscina congelada, la fiesta ha acabado. El payaso carcajea en el interior de la cabina del disyóquey y el rímel se esparce con realismo sobre los pómulos.
Los boxeadores de `mala madre´ hacen juntas de sus filetes en cara y cuerpo. El niño les encañona: `Dadme todo y vuestra vida´ El bostezo melancólico del sultán, que comercia con occidente. Ella sigue allí; presumiblemente muerta. Un artista que divide sin recisión su persona, como si la cortase con una navaja y la sirviese sobre la mesa de madera como alimento. Son técnicas y cada uno tiene las suyas. El beso en el cuello, la mano en la cintura, el talón giratorio al mentón… son formas de dejarte inconsciente.
En el tesoro está marcado el mapa, si lo que esperas conseguir no es sino el camino.
Pájaros de Cristal
Sé que te gusta ser el centro de atención, sea cual sea el precio:
La fiesta comienza donde ha de acabar, en las caderas de un síndrome de down, cabeza cuadrada de morlaco sudorosa y lentes de distorsión. Papa lo ha pagado ya todo; el sueño de una quinceañera pajosa, el estatus y la profesión de por vida. La inversión ha sido todo un éxito, pese a que la mutación pretenda distinguirse por el citoplasma, estándar de fábrica.
Clones de laboratorio -> `La hija de... Tan válida que e independiente como para ser granjeada desde la oscuridad y la distancia, amamantada cual lechón que se cree libre, en la burbuja de plástico atada por cordón umbilical al sueldo desproporcionado, desmerecido y ridículo. Las granjas funcionan a la perfección y lechón toma los micrófonos para destacar lo mucho y bien que vive, desde la inoperancia de un Smartphone conectado al capital desmerecido y el vicio de arrastrar el naso por la loseta moteada:
La fiesta comienza donde ha de acabar, en las caderas de un síndrome de down, cabeza cuadrada de morlaco sudorosa y lentes de distorsión. Papa lo ha pagado ya todo; el sueño de una quinceañera pajosa, el estatus y la profesión de por vida. La inversión ha sido todo un éxito, pese a que la mutación pretenda distinguirse por el citoplasma, estándar de fábrica.
Clones de laboratorio -> `La hija de... Tan válida que e independiente como para ser granjeada desde la oscuridad y la distancia, amamantada cual lechón que se cree libre, en la burbuja de plástico atada por cordón umbilical al sueldo desproporcionado, desmerecido y ridículo. Las granjas funcionan a la perfección y lechón toma los micrófonos para destacar lo mucho y bien que vive, desde la inoperancia de un Smartphone conectado al capital desmerecido y el vicio de arrastrar el naso por la loseta moteada:
“Basta de comparaciones y acusaciones sin fundamento, ¿o
creéis que no sé lo que valgo?”
Proclaman las zorras salidas de las zarzas “Nos vamos a comer el mundo” y añaden “siempre que este tenga forma fálica” Vástago orgulloso de la infame camada de parásitos cuyo talento equivale y tanto al depositado sobre el mostrador de la hamburguesería, matizado a la perfección por una cultura base triple, cuya fórmula me prestaré a revelar:
Cateto + Caudal + Folclore = Culo x Nariz/2
Es la fórmula del éxito, con sobervia y disimulo. Si te despiden llámame, me deben más favores y ya duran demasiado. Si te ignoran provoca, si te atacan victimízate y si te describen con precisión huye, esas son las instrucciones. Y confía, nadie atacaría a un mongolito con sobrepeso, es algo rastrero hasta para hacer justicia.
Proclaman las zorras salidas de las zarzas “Nos vamos a comer el mundo” y añaden “siempre que este tenga forma fálica” Vástago orgulloso de la infame camada de parásitos cuyo talento equivale y tanto al depositado sobre el mostrador de la hamburguesería, matizado a la perfección por una cultura base triple, cuya fórmula me prestaré a revelar:
Cateto + Caudal + Folclore = Culo x Nariz/2
Es la fórmula del éxito, con sobervia y disimulo. Si te despiden llámame, me deben más favores y ya duran demasiado. Si te ignoran provoca, si te atacan victimízate y si te describen con precisión huye, esas son las instrucciones. Y confía, nadie atacaría a un mongolito con sobrepeso, es algo rastrero hasta para hacer justicia.
5/8/13
Pérrides. Victor catulum
Redoble de
tambor. Se elevan las trompetas al tiempo que los soldados alzan los brazos
para recibir al general. Sacude una de sus caligas antes de subir al atril,
para desprender el barro impregnado. Conocido en el imperio por ser el
`conquistador perruno´. Quien hace uso cánido para vencer en la batalla. Cánido
exclusivamente.
Habla al pueblo
por unos minutos, sin que se pueda oír más que la marabunta ensordecedora.
“El pueblo y el
senado de Roma…” “…Regresan las legiones…” “militos meum, odérunt femin
amant felem”
Se sentía abrigado por el populacho que clamaba su nombre sin César
"Si flanqueamos nos gustamos y atacamos cómodos" "Que expuestos están mis soldados, más que los muslos de la panadera" "fuimos, mordimos y vencimos"
Se sentía abrigado por el populacho que clamaba su nombre sin César
"Si flanqueamos nos gustamos y atacamos cómodos" "Que expuestos están mis soldados, más que los muslos de la panadera" "fuimos, mordimos y vencimos"
Se abre paso hasta la sala del senado, entre vítores y pétalos. Escuchando el rugir de la masa mal pronunciando su nombre hasta casi convertirlo en un ladrido: `¡Pérrides! ¡Pérrides! …
En el interior
del impoluto edificio parecía reinar la absoluta calma. Apenas se oyeron las
trompetas con las que daban paso al reputado general al interior de la cámara,
dónde cada senador estaba expectante y contenido en un sepulcral silencio.
―Pérrides regresa a Roma ―el tono de Falsum, exageradamente elevado y vibrante, pretendía capturar
la atención del resto de senadores y empequeñecer la presencia del general ―.
Regresa… para que sus millares de secuaces peludos se den un festín con los restos
sagrados del Panteón.
―Eso es agua pasada ―la
primera frase que salió de sus labios debía sonar conciliadora ―. Ya pedí disculpas
al senado por aquel desafortunado incidente. No tenéis que venir con elefantes
a visitar mis chozas de paja, Falsum.
―El senado no te ha
perdonado todavía, Pérrides. El senado no olvida fácilmente. Ten cuidaito anda.
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