4/10/11

Crimson Woodstock : Ep 10 "El bigote de Nietzsche "

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A la mañana siguiente bajé a Fuiggy en un coche alquilado con documentación falsa. Sabía que la policía estaba investigando la muerte de dos moscardos sin mucho afán, los Cremi. Los fiambres eran hermanos. Blanqueaban dinero para Bic, lo que había molestado especialmente a Mecolay, que se había dejado ver esa mañana por todo el distrito.

Él y otros patrulleros estaban presionando y haciendo preguntas a todo el que se movía por allí.

Mientras tanto, yo compré kínder basura y esperé en el coche, a observarle.

Poco después de pasar la hora allí sentado, vi a Mecolay y su socio abandonar un edificio aceleradamente, para después coger el coche y salir pitando. Sin escuchar la frecuencia de la policía no podía saber a dónde se dirigían, así que no me quedó más remedio que acercarme a ellos lo suficiente.

Entré por el túnel de Grampo, en dirección norte. Dejé que otro coche de policía me adelantara, prefería ser el último en la carrera. Iban a Slutton, el territorio del Turco, y demasiado deprisa como para querer disimular.

Slutton es como una `gran favela´. Las casas son pequeñas y están muy juntas. La droga corre por ellas con facilidad, y los asesinos. Tuve que dejar el coche y desmejorarme un poco antes de entrar. Por suerte, mis condiciones en aquel momento no distaban mucho a las de un indigente en mitad de semana, lo que me hizo más fácil desenvolverme por allí.

Después de estar increpando un buen rato a los lugareños, sin conseguir ápice de información, decidieron efectuar dos detenciones aleatorias. Aquello provocó que Nikku soltara algún discursito en público, y sacara la pistola, asustando aún más a los oficiales novatos que iban con ellos. Por un momento pareció que los turcos se les fueran a echar encima. Fue entonces cuando Mecolay les habló, forzando el tono para que todos le oyeran:

―Estos dos ahorita, pero aluego pueden ser más. Aquí en este barrio hay mucha suciedad, y lo saben ustedes bien. Solo queremos saber quién chingó a los Cremi.
Y ustedes no dicen nada. “No fuimos nosotros, no fuimos nosotros” pero sigo sin escuchar un nombre. Ustedes mismos pregúntense, si es necesario que hagamos esto…

Entonces vi como uno de los turcos, situado más atrás, escondía algo en la túnica para después abrirse paso hacia los agentes entre la multitud. Dejé de fingir que buscaba en la basura y me acerqué a él con sigilo, desde atrás. Cuando pudo ver a Mecolay y tuvo espacio para hacerle blanco, sacó un arma de su túnica, que apenas llegó a levantar. Me tiré rápidamente sobre él y el arma se disparó. La multitud se disipó casi al instante. Mecolay y los otros policías se echaron a su vez sobre mí para arrestarme. Cuando me metieron en el coche de Mecolay y su socio Nikku, comprendí que aquel turco había muerto a consecuencia de su propio disparo.
Temerosos de que la situación se descontrolara, terminaron con los arrestos y se marcharon de vuelta a la central de 94.

Ya en el coche les expliqué mi situación, y de qué manera le había salvado la vida.

Mecolay: Crimson, pues que suertica, que me salvó usted la vida. ¿Y qué hacía usted allí metido? – tono irritado y suspicaz-

Crimson: Le parece poca tarea el salvarle.

Mecolay: Mire le voy a ser sincero. No sé qué trato tiene usted con Voidrola, que lo deja pasear y hacer pis en como quien dice pues cualquier jardín, ¿va? Pero con nosotros usted mejor no se entrometa, que va a ser más favor habiendo dejado muerto ¿Sí?

Crimson: Tiene usted mucha psicología…

-Mecolay sonreía orgulloso-

…casi tanta como su socio.

-Mecolay miró la cara gruesa y apretada de Nikku, que tildaba con la de un retrasado mental-

Mecolay: Es usted muy bromista Crimson, ¿sabe qué? La ciudad necesita un payaso nuevo. Ya nadie se ríe con las viejas caras de por aquí.

–hizo algunas maniobras con el volante algo forzadas y luego se detuvo-

Estamos en Xeops ¿le suena verdad? Pues le vamos a dejar aquí, para que se vaya presentando, como quien dice pues en sociedad ¿Sí?

Crimson: Venga hombre, solo estaba bromeando.

Mecolay: Nikku, ¿Por qué no ayudas al detective a salir del auto?

Nikku: (…) –hace amago de moverse-

Crimson: No te molestes Nikku, ya bajo yo…

Nikku tenía fama de violento. Mecolay, según Comenzzo, de diablo. Un diablo bajito y fácil de provocar, con el rostro cuadrado y una exagerada versión del mostacho de Nietzsche en él. No había tenido ningún reparo en dejarme donde, hacía ahora casi cinco años , había disparado y matado a una chica por error, a una prostituta.
94 nunca me perdonaría por eso, pero todos tenían que aprender a vivir con sus cicatrices y yo no era ninguna excepción.