23/9/11

El método Dinosaurio

Aprenda a expresarse como un auténtico azteca con el Método Dinosaurio.

El método Dinosaurio funciona. Siguiendo su práctico y sencillo modo de suplantación de palabras usted podrá también hablar como un verdadero azteca. Para que se haga a la idea, aquí tiene un claro ejemplo de lo sencillo que le resultará aprender a comunicarse como un indígena del Amazonas. Tan solo tiene que leer las frases y verá como, de manera intuitiva, usted comprenderá lo que pretende decir con tan solo leerlo.

No tengo ningún tipo de Moctezuma al respecto.

¿Qué Tegucigalpa te vas a poner hoy?

Cariño ¿Quién ha cogido mis Cuicicuan?

¡Vaya! ¡Se ha encallado mi Tegua nica!

Necesito ir al Chalcalteca con urgencia ¿Podría decirme dónde está?

Iremos al concierto de Wendy Sulca en mi Machu Picchu,

He obtenido la mejor calificación en Tacaguany.

Cojo la Quechua y nos vamos de excursión.

Esta noche alquilaremos unas Kuymis para verlas en Puyu.

Estás siempre fumando Tutayan, y no haces nada útil.

Te cogía aquí mismo y te empujaba el Mullu con mi Pumawari.

Me detuvo un Chotocan y me metieron en la Oxaca.

¡Que te den por el Fuyi!

Ahora usted puede utilizar las palabras que ha aprendido con sus compañeros aztecas. Pero para conocer todos sus secretos, por favor, suscríbase…

21/9/11

Crimson Woodstock : Ep 09 "El Khan de Suburvia"

Escucha la decrépita voz del Khan, y entra con Crimson en Suburvia. Clic "aquí"


El día había sido muy largo. Las bolingas de Comenzzo, completamente letales a altas horas, me pedían algo de gasolina fría en la garganta. Cogí un taxi de vuelta al Tullido, y le pedí al conductor que lo llevara a lo más profundo y oscuro de aquel inmundo barrio; al paraje latino-mongol.

Aquello nunca tuvo control. La infección fue tan profunda que incluso tuvieron que amputarle al Tullido cualquier comunicación con esta comunidad. Por suerte para 94, ellos nunca quisieron ser parte del mapa. Tan solo querían un pedazo de terreno donde poder dar rienda suelta a su locura.

Donde ni siquiera el Diablo hace preguntas… lo que yo necesitaba.

El taxi me dejó a media milla de allí, al menos eso me indultaba de tener que preocuparme por el taxista.

Estaba en Suburvia, núcleo del paraje. Donde logré encontrar a un viejo conocido, tanto más viejo que conocido, y que apenas se acordaba de mí:

Sostenía la mirada sobre la de aquel anciano. Su barba abultada y seca casi prendía con la fogata que tenía delante. Sin embargo, su piel oscurecida parecía acostumbrada a tocar la llama.
Tosí el humo del mijo, hacía mucho que no lo fumaba.

―Tú ya sabes que nosotros ahorita no podemos salir del paraje. En la ciudad nos tratarían como perros.

El anciano no parecía muy dispuesto a colaborar. Todos a su alrededor me miraban como estatuas, estatuas de ojos rasgados y largas barbas de pelo grueso, sucio y descuidado. En una expresión fría y primitiva, lo que me confundía aún más que el mijo.

―Además, aquí no queremos policías.

Se me acercaban lentamente.

―Yo no soy policía. Soy detective.

―¿Y cuál es la diferencia?

―Que la policía de esta ciudad tiene dos sueldos. Y yo no tengo ninguno.

Con un sutil movimiento de su ojo izquierdo, sus parientes retrocedieron.

―El Comisario ha prometido devolverme la placa si les ayudo con esto.
Veréis, como habréis notado tenéis un problema; ya nadie viene aquí. Esto está muy lejos, es oscuro y peligroso…

―Ese no es el problema.

―La gente prefiere la ciudad…

―¡Ese es el problema!

―Claro, el Turco tiene turcos en cada esquina de 94, con los bolsillos llenos de mijo. Bic tiene calientes por todo el Tullido, con chicas de mejor calidad que las latinas-mongolas. Y tarde o temprano ya nadie vendrá aquí. Sin ingresos esto se convertirá en lo que vosotros mismos tratáis de…

―¡Basta! Entiendo, pero, ¿Qué quieres de nosotros?

―Es muy sencillo anciano. Ahí fuera, en la ciudad, la guerra está a punto de comenzar. Y todos están metidos en el polvorín, incluidos Bic y Turco. Cada uno infla sin parar el globo de la tensión, pero nadie se atreve a reventarlo… Habría que ser imbécil para sospechar de un hispano-mongol, ellos nunca se meten en nada.

―Entiendo -continuó muy pausadamente- ¿Y su jefe quiere que haya una guerra en la ciudad?

―Exacto…y un ganador, él.

―¿En qué has pensado?


Me senté junto al fuego y fumé el mijo con el Khan de Suburvia. Después de reír, beber y conversar durante largo rato, comprendió cual sería su papel en esta función, que representaría con gustoso agrado, llegado el momento.

Ya ebrio, me eché a dormitar en un mugriento agujero que el Khan amablemente me ofreció. Aún con los ojos cerrados y completamente borracho, una idea seguía rondando mi cabeza: Crimson, comisario.

5/9/11

Hank intrépido intrépido. Pt.2/3

Agorafobia Intencional

−¡¿Strucks?! − Preguntó Hank observando como alguien venía en el horizonte.

Llegaba caminando desastrosamente desde la lejanía, entre jadeos y resoplidos. Se detuvo frente a Hank.

−Bien Strucks ¿Encontraste la morada secreta del profesor Malevolic?

Strucks no contestaba, no había recuperado el aliento necesario.

−Bien − Hank hizo una pausa prolongada, con la vista clavada en un árbol cercano

−…Si − Contestó finalmente Strucks como pudo.

−Bien Strucks ¿Está muy lejos su guarida?

−A un día, quitando el medio día necesario para llegar de la nave al pantano − Respondió Strucks inclinado sobre sus rodillas, aun cansado.

−Está amaneciendo…− Meditó Hank −Pues, a medio día ¿No? ¿Día de doce o de veinticuatro?

−Medio día de doce, llegué de noche a su escondrijo.

−Bien Strucks. No perdamos más tiempo, llévame hasta allí ahora.

−Hank…− Strucks no dejaba de mirarle suplicando comprensión− acabo de volver

−Bien Strucks. Creo que todo esto resultaría más sencillo si fueras un personaje femenino y estuvieras enamorado de mí.

−¿Qué demonios insinúas Hank? −Preguntó Strucks enrarecido − Está bien, te llevaré hasta el profesor

La inseparable pareja de intrépidos aventureros capitaneada por Hank continuó su viaje por el planeta desconocido, rumbo al escondite del malvado profesor Malevolic. No tardaron mucho en abandonar la selva en que se encontraban, llegando a una árida llanura que lindaba a lo lejos con unas sombrías montañas. Mientras el sol a medio asomar se hundía en el horizonte, tras las montañas…

−Tenemos que estar alerta Strucks− Dijo Hank mientras se acercaba peligrosamente a una colosal grieta ramificada que cruzaba la superficie de la llanura − Podríamos caer por una de estas grietas.

Cuando Hank estuvo a punto de caer en una de ellas, tras desprenderse un fragmento de suelo bajo sus pies, de manera milagrosa, la mano de Strucks apareció de repente para agarrarle y ponerle de nuevo a salvo.

−¡Uff! Eso ha estado cerca − Dijo Hank secándose el sudor con un pañuelo naranja.
Hábilmente fueron saltando y esquivando las grietas para llegar al pie de las montañas. Había empezado a llover y el sol se había escondido casi por completo. Cuando levantaron su vista hacia las montañas, estas, desde la distancia, enviaron una advertencia: las carcajadas del profesor Malevolic que resonaban con un eco siniestro.

−¿Seguro que es por aquí? −Pregunto Hank a su copiloto −Strucks ¿Falta mucho?

−No… − Respondió Strucks titubeante − Más adelante están las rocas del discursito. Llegaremos a su morada en un par de horas.

−Bien Strucks, bien.

Tras recorrer un angosto desfiladero. Hank y su compañero llegaron a una explanada sobre la montaña desde la que comenzaba un estrecho camino hacia la cima. A la derecha del camino había unas cuantas rocas amontonadas.

−Esas son − Las señaló Strucks para indicarle a Hank.

Hank se subió a las rocas. Mientras trataba torpemente de mantener el equilibrio, alzó su brazo derecho y con el puño en alto gritó:

−¡Ya estamos aquí profesor! ¡Hemos encontrado el camino oculto que nos conducirá a tu guarida secreta! ¡No importa lo malvado que seas, no podrás con nosotros!

−¡Vale Hank! − Interrumpió Strucks − Ya vale.

−Quiero que se entere − Explicó Hank con porte enojado.

−Es inútil Hank, está muy lejos todavía. Al final del camino, en lo más alto.

−Bien Strucks − Hank bajó de las rocas y busco en su bolsa de cuero mega moderna − Entonces lo llamaremos al celular −

Sacó el teléfono y marcó su número…

“Ja Ja Ja Ja Este es el terrorífico contestador del profesor Malevolic, deja tu mensaje Hank Ja Ja Ja Ja…”

−Bien profesor. Hemos encontrado el camino oculto, reza lo que sepas... − En ese momento sonó como si alguien descolgase el teléfono del otro lado de la línea.

−¿Hank?

−¿Profesor?

−Hank muchacho. ¿Cómo va eso hombre? − La voz del profesor resultaba afectiva.

−Bien…bien. Aquí con Strucks, que ya casi hemos llegado a su guarida.

−¿Pero vais a tardar mucho más o qué? − Preguntó Malevolic a Hank.

−No, subir el camino oculto y ya llegamos.

−¿Ahora vais a subir el camino? − Preguntó el profesor sorprendido.

−Sí…sí

−Mira Hank, de verdad. Ahora ya…es muy tarde. Yo tengo puesto ya el pijama y…

−No se equivoque profesor. No podrá engañarme tan fácilmente − Le cortó sin vacilar.

−De verdad Hank. Yo estoy aquí con mi familia ¡y yo no se que queréis! Tenéis que comprender que estas no son horas de enfrentarse con nadie. Es más, yo ya me estaba metiendo en la cama y mi gato está ya ronroneando. Escucha, escucha… − Se pudo oír un clic de ratón seguido del ronroneo de un gato − Lo siento mucho de verdad, pero…hoy ya no se puede.

−Mira profesor. Yo soy el protagonista − Repuso Hank

−Y yo el malo, Hank. Es que esto es así. Yo no tengo ningún reparo en dejaros en el porche lloviendo. Eso lo sabes tu y lo sé yo, tu mismo…yo no te puedo decir nada más − El profesor fingió un bostezo − Tu mismo ¿vale?…

−¿Qué te ha dicho el profesor? − Preguntó Strucks interesado después que Hank hubiera guardado su teléfono.

−El profesor ha dicho que su gato está ronroneando. Bien Strucks, tendremos que esperar hasta mañana.

−Pero…−Quiso recurrir Strucks.

−Bien Strucks, busquemos otro lugar donde dormir, pero uno con techo.