31/8/11

Hank intrépido intrépido. Pt.1/3

...Intrépido

Comúnmente póstumo

− Y dinos, Hank ¿Tiene arreglo la nave?

−Puffff. Esto de aquí mal…aquello mal…esto ¡Uf! Mal − En un tono más discreto − Se ha jodio.

−Bien Hank ¿¡Y que carajo hacemos ahora!?

Hank dejó el cilíndrico entramado de cables para girarse a mirar a los supervivientes. Dos hombres componían la tripulación de la nave; el “cargador”, un hombre de avanzada edad, y el copiloto, Strucks, que era quien había formulado la pregunta.

−Bien − Se puso de pie y trató de hundir con el pie los cables en el fuselaje − ¿Hemos sobrevivido todos?

Los dos supervivientes se miraron y miraron a Hank.

−Bien. Hemos aterrizado en un planeta desconocido − Hizo una pausa para contemplar al derredor − No sabemos lo que puede haber aquí porque es desconocido. Lo primero será organizarnos… − Hank parecía haber nacido para estas situaciones.

− Bien, ¿Strucks? − Llamó Hank a su copiloto.

−¿Si?

− Tú serás el líder.

Strucks le miró atónito. Necesitó unos segundos para asimilarlo.

−Pero Hank − Replicó Strucks − Tú eres el protagonista. La serie lleva tu nombre, yo solo soy un contratado, además…

−Bien Strucks − Interrumpió Hank −El cargador será el líder.

−Acepto − Dijo rápidamente el cargador, dejando caer al suelo una pesada caja con los víveres.

Hank se puso a su lado para recoger la pesada caja de nuevo. Luego le miró para preguntarle:

−Bien cargador ¿Y ahora que hacemos?

−Bien Hank − dijo el achacoso anciano, tratando de enderezar su espalda − Por lo pronto, ya no seré más cargador. No, a la mierda con eso. Ahora seré Lider − Hank y Strucks le miraban impacientes − Ah si. ¿Que hacemos? Pues, si no os gusta este sitio… porque es desconocido o lo que sea, pues, vámonos.

−Carga…digo Lider, la nave está rota − Señaló Strucks con el dedo índice la nave.

− La nave… − masculló el anciano − Es verdad, la rompió Hank.

−¡¿Hank?! − Preguntó Strucks en tono muy elevado.

−Está mejor así − Dijo Hank mirándola con ambas manos sobre cinturón, como supervisándola. La caja con los víveres ya no estaba − Bien, vayamos a otro sitio.


En el misterioso planeta desconocido, Hank y los dos valientes tripulantes que le acompañaban, caminaron durante cuatro horas atravesando una frondosa selva. Un sol muy distante estaba ahora colocado sobre sus cabezas, arrojándoles un calor sofocante. Lider caminaba en último lugar completamente exhausto, cada vez más distante de Hank y Strucks que habían comenzado a adentrarse en un pantano.

−Este pantano es muy peligroso − Dijo Hank mientras avanzaba temerariamente, sumergiéndose en el lodo − ¡Cuidado Strucks! Podríamos quedar atrapados aquí.

Cuando prácticamente estaban cubiertos de lodo hasta el cuello, de manera milagrosa, consiguieron atravesarlo llegando al otro lado.

−Hemos perdido a Lider − Dijo Strucks jadeante, embadurnado hasta la barbilla.

Hank se detuvo para girarse a mirar el pantano con aire solemne y dijo:

−Ya te dije que este pantano era peligroso Strucks. Era un buen Lider − Se puso de nuevo en marcha − ¡Debemos continuar! O nosotros tampoco saldremos nunca de este planeta.

−¡No! − Una voz malévola surgió del pantano.

Al girarse vieron el holograma de una cabeza proyectada sobre la superficie del pantano. La voz provenía de la gigantesca cabeza del mortal enemigo.

−¡Yo he raptado a Lider! − Rugió la voz de la cabeza para luego carcajear vilmente.

−¡Maldición! − Dijo Hank − ¡Es el profesor Mac Boli!

−Malevolic −Corrigió Strucks.

−Eres un estúpido Hank − La cabeza holográfica hablaba amenazante − Aunque hayas descubierto mi escondite, este es mi planeta y nunca saldréis de el con vida − Continuó carcajeando.

−Eres un peligro intergaláctico total, profesor Malevolic. No puedo dejar que aparezcas así por toda la galaxia. − Hank dio unos pasos hacía la cabeza desafiante.

−Eres un necio Hank. Piensa y dime ¿Queréis recuperar a Lider? − Preguntó el malvado profesor.

Hank miró a Strucks, que terminaba de volcar el barro de sus botas. Este miró al profesor y luego a Hank, negándole con la cabeza.

−¡No! − Respondió Hank al profesor − Tu truco ha fallado esta vez profesor. No queremos recuperar a Lider.

−No nos interesa − Replicó Strucks terminando de limpiar su traje.

−¿No? − El profesor les miró con cierta incredulidad − Entonces…¡lo mataré! Si, eso haré − Concluyó el profesor entre carcajadas.

−¡No nos interesan tus malvados planes profesor! − Gritó Hank − Iremos a por ti y te atraparemos.

−Eres un inepto Hank. El planeta entero esta repleto de trampas mortales, hasta yo he de tener cuidado de no caer en una − carcajeó rápidamente − Vosotros solo sois dos y yo tengo un ejercito de secuaces, armados peligrosamente a mi servicio ja ja ja ja…

Hank miró a su copiloto y este le asintió con la lentamente con la cabeza.

−¡Si! − Respondió − Pero yo soy Hank, y este es mi copiloto Strcuks. Y además ¡yo soy el protagonista! ¡y si quiero encontrarte lo haré!

−¡Bien dicho! − Le animó Strucks

−Bien Strucks, vamos a otro sitio.

30/8/11

PANTENE PRO PANCHO y el cortijo de otra dimensión.

―Ahoiii Auiiiiii Aiiii ajee aje ajeeeee nainonaaaaaa.

Pancho, de luciente coleta y pelasso de cuarenta euros en peluquería, reinterpreta el flamenco obteniendo no el tono, pero la cara.

―ahouiiii aoiiiiihhh nainarononaaaaaaa. Que puro mi arma.

El camarero del bar que le atendía había agotado su cupo de sonrisas para todo el año.

―Pancho, aquí voy a cerrar ya. Vete ya.

Pancho, en camisa burdeos de toque aterciopelada, atusa su delicado pelo con sutil mano y sonríe.

―Zí, mehon me voy ya. Me acabo er “zoco” y me voy.

De camino a la moto que le llevaría a su hogar le llama su novia, sordomuda de nacimiento:

―¿Zi?
―uandch`o
―Dime, mi arma.
―enja da “elosoco” y nte.
―Zi, zi. Estoy ya montao en la moto, te cuelgo mehon.

De camino a la Esparpaha, localidad donde vivía la compañera sentimental de Pancho, a este le parece ver un cortijo donde siempre hubo un descampado. De pasada desde la moto, el cortijo le parece quedar atrás, a su derecha.
Decide dejar la moto en el arcén, sacar un chaleco reflectante de debajo del asiento y vestirse con el. Luego pasa la protección del guarda raíles y comienza a andar hacía atrás.

―No puede ze. ¿Aquí hay un cortijo? ¿Dezde cuando, mi arma?

Al recorrer varios centenares de metros, el cortijo se alzó ante él. De piedra blanca, con música que le brotaba del interior y un resplandeciente neón rosa en la entrada…

“Chicas Hot”