5/8/13

Pérrides. Victor catulum



Redoble de tambor. Se elevan las trompetas al tiempo que los soldados alzan los brazos para recibir al general. Sacude una de sus caligas antes de subir al atril, para desprender el barro impregnado. Conocido en el imperio por ser el `conquistador perruno´. Quien hace uso cánido para vencer en la batalla. Cánido exclusivamente.
Habla al pueblo por unos minutos, sin que se pueda oír más que la marabunta ensordecedora.

“El pueblo y el senado de Roma…” “…Regresan las legiones…” “militos meum, odérunt femin amant felem”

Se sentía abrigado por el populacho que clamaba su nombre sin César 

"Si flanqueamos nos gustamos y atacamos cómodos" "Que expuestos están mis soldados, más que los muslos de la panadera" "fuimos, mordimos y vencimos"

Se abre paso hasta la sala del senado, entre vítores y pétalos. Escuchando el rugir de la masa mal pronunciando su nombre hasta casi convertirlo en un ladrido: `¡Pérrides! ¡Pérrides! …
En el interior del impoluto edificio parecía reinar la absoluta calma. Apenas se oyeron las trompetas con las que daban paso al reputado general al interior de la cámara, dónde cada senador estaba expectante y contenido en un sepulcral silencio.

Pérrides regresa a Roma ―el tono de Falsum, exageradamente elevado y vibrante, pretendía capturar la atención del resto de senadores y empequeñecer la presencia del general ―. Regresa… para que sus millares de secuaces peludos se den un festín con los restos sagrados del Panteón.

―Eso es agua pasada ―la primera frase que salió de sus labios debía sonar conciliadora ―. Ya pedí disculpas al senado por aquel desafortunado incidente. No tenéis que venir con elefantes a visitar mis chozas de paja, Falsum.

―El senado no te ha perdonado todavía, Pérrides. El senado no olvida fácilmente. Ten cuidaito anda.