27/2/10

Caroll Murmute: Un detective soporífero II

—¡Uy! ¡Mira!

—¿Qué te hace pensar que tengo ojos?

Si el teléfono no suena me va a dar un patatús. Mi ayudante, un orgulloso marica velludo y musculado que no duda un instante en mostrarme con el dedo la ordinariez, en forma de artículo de decoración. Contratarle es quizás la peor decisión que tomé en vida, después del matrimonio. Hubiera preferido de ayudante a Hitler, contando medio millar de orejas judías como entretenimiento mientras hace tiempo para la cena. Hubiera preferido follar con hippies hasta que naciese en mi pene un nuevo y definitivo parasito, haciendo para ello eclosionar mis testículos, reventándolos como si fueran huevos de pascua bajo las ruedas de una camioneta, cargada hasta rozar el eje de trasmisión con el suelo…pero ya es tarde para eso…

—¡Uy! ¡Mira este!

—Si…

—¡Uy! Este vendría muy bien para aquí. ¡Mira! ¿Has visto que “colorasso”?

Cabronazo. Ya no sé si es mi ayudante, o un actor recién graduado con la firme intención de desquiciarme. Quiero meterle la revista en el culo, quiero despedirle mientras intenta sacársela de “ahí” y quiero que llegue la jubilación intentándolo.

—Desde luego Caroll, que mañanita, vamos a ver si nos llama alguien, aunque sea para que le busquemos un Telepizza en las páginas amarillas.

Qué gracioso. Bueno, ya tengo mis razones para no incinerar esta oficina conmigo dentro. Es que es un marica con arte, gracioso. Gracioso…

No hay comentarios: