5/11/11

Crimson Woodstock : Ep 11 "Fanáticos del porno"

Diego `el loco´ está sonriendo:

―jaja ja jajaja jajajajaja jajaja j aja j aja jaja… ¿Así que no sabes el nombre de esa película?

Diego sostiene algunas películas porno en su mano izquierda en DVD, en la derecha tiene una daga curva, corte ritual. Ralf está asustado al ver cómo Diego le revuelve su colección de películas por todo el dormitorio.

―Vamos. `Pussy Galore´, seguro que la tienes por aquí escondida, pequeño gordito pervertido…

La voz de Ralf, tan ridícula y poco armoniosa como el berrinche de un bebe, denotaba sobrada ansiedad:

―Te he dicho que no Diego ¡Te he dicho que no! Estas son mis cosas ¡Son mis cosas!

―Calma pequeño, calma. Yo te ayudé con tus perversiones ¿o no? Todas esas niñas felices, ¿verdad `Ralfy´? ¿A qué fue divertido?

―Sí…

―Ayúdanos tú ahora. Sabes que no podemos hacerlo todo nosotros solos. Toda la atención está puesta en Plutarco, todos le vigilan. Necesitamos que escondas las armas por nosotros Ralf, en uno de tus magníficos e inescrutables almacenes. Nadie se mete con `Ralfy´, tiene mucho poder y dinero como para andar siguiéndolo de cerca. Solo por un par de días…

―Pero no puedo. A mí también me están vigilando.

―Aún están buscando los cuerpos Ralf, los cuerpos… jaja ja jajaja jajajajaja jajaja j aja j aja jaja…

Ralf se apagó delante de la risa de Diego, su voluntad desapareció de allí quedando expuesto a cualquier exigencia, sin mirar por consecuencia alguna.

―Está bien Diego- dijo casi sin ánimo- Plutarco tendrá mis almacenes.

Diego se disponía a salir del dormitorio de Ralf, en la planta alta de su chalet adosado en las Colinas V.I.P. de 94. Y mientras agarraba el pomo de la puerta y tiraba de este, cerrándola lentamente, dejó escapar versos de su cantante favorito:

”Con-ti-go… Yo me siento el rey del mundo, desde el momento en que dijiste que me quieres solamente a mí.

Y ya no pienso nunca en otra cosa, que estar siempre junto a tí…” (la puerta golpea al cerrarse)

Ralf, aún intranquilo y sudoroso, no quitaba los ojos de la ventana para ver como se marchaba Diego. Este se montó en un coche, modelo BMW 2800 de 1970 color rojo, después de darle una cachetada a una de las chicas que Ralf tenía a cargo de su inmenso su jardín. Tocó el claxon, a modo de despedida, y se largó.

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